miércoles, 23 de septiembre de 2009

Alberto Castillo, admitió que se jugó con Táchira sin garantías mínimas

"Al inicio sabíamos que no había seguridad suficiente"
El fútbol venezolano se está viendo perjudicado por la violencia. Es muy triste que esto siga pasando", fueron las palabras de Javier Villafraz ante el bochornoso espectáculo del pasado miércoles en el partido por Copa Venezuela entre Estudiantes y Táchira, que debió suspenderse sobre el minuto 61 cuando la violencia dijo presente en las gradas del Metropolitano.

Alrededor de seis mil personas se acercaron a observar en directo el derbi andino. Algunos cientos de ellos ataviados con la casaca aurinegra. Y para mantener el orden se dispuso de unos 120 efectivos policiales, de los cuales sólo 15 fueron ubicados dentro del estadio. Ante ese contexto, no es difícil entender por qué no se pudo manejar la ira desatada entre los aficionados académicos.

Cuando el Táchira ya mandaba en el marcador con un contundente 3-0 comenzó una incesante lluvia de objetos contundentes sobre el terreno de juego. "Nosotros hicimos un llamado a la calma, pero los aficionados no respondieron. El árbitro principal se vio obligado a parar el partido en forma definitiva", explicó Alberto Castillo, gerente general de Estudiantes.

"Al comenzar el juego ya sabíamos que no se cumplían los requerimientos mínimos de seguridad, y los árbitros también, pero confiamos en la buena fe de los aficionados", agregó Castillo. De momento, no se manejan informaciones sobre las sanciones que aplicará la FVF al conjunto merideño.

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